El bosque animado

Esta mañana me levanté temprano para ir a Germía. Cada vez que vengo descubro algo nuevo, algo mágico; es un bosque animado. Quería hacer unas fotos desde allí, así que cámara en ristre marché.

Cogí un camino que nunca había visto, por eso del espíritu aventurero que suelo tener en el monte; mis amigos son testigos, y me sufren: a algunos no les gusta que les diga "¿Por qué no probamos por allí?". Están obsesionados con seguir las sendas marcadas.

Terminé en un hayedo precioso, pero desgraciadamente la senda también se acabó. Como no quería dar la vuelta, tiré monte arriba. Solo comentar que por poco se me agota el espíritu aventurero, pero al final llegué a la cumbre, apenas con algunos arañazos.

Tomé el camino de regreso, cuando de pronto oí unas ramas moverse. Puede parecer poco meritorio, pero hay que tener en cuento que mi sentido del oido tiene una crisis más larga y profunda que la que sufre España.

Movido por la curiosidad intenté encontrar el animal que ocasionó el ruido, y tras localizarle me lancé a por él campo a través, con el ánimo de cogerlo a la carrera. Debo estar en buen estado físico, porque lo agarré al primer intento, a pesar de las maniobras evasivas del bicho. Más adelante localicé otros tres.

Este bosque está de lo más animado. Espero que nunca hagan estampidas, porque con la cantidad de ellos que hay, como te pillen por medio no lo cuentas.

Aquí os dejo unas imágenes del primero de los ejemplares. Aunque no lo parezca, de tamaño era más grande que mi mano.

Vista superior

Vista inferior

Vista frontal. Observense sus terribles patas delanteras