viernes, 29 de noviembre de 2013

Estoy enamorado (y 2)

Tras volver a Fiërzë (ver entrada anterior), B y yo cogimos la carretera a Bajram Curri, ahora destrozado poblado que antaño debió ser el centro de poder otomano del área, dominando las pocas llanuras que existen por estas zonas. 
Bajram Curry

Una vez allí, nos dirigimos a Valbona. Que nadie se asuste, no hay carretera, sino una pista de piedras sueltas. La entrada al cañón, como no podía ser menos en Albania, está defendida por casamatas. Un puente sobre el río anuncia lo que nos espera más allá: aguas puras, cristalinas, silencio solo roto por el rumor de las aguas bravas que bajan alegres de las montañas.




Tras 20 minutos de pista, aparece otra vez carretera asfaltada. La pista es la salvación de este valle, porque si tuviera una carretera asfaltada vendrían demasiados domingueros -como ocurre en el resto de Albania- dejando regueros de basura, además de llenarse todo de antiestéticos y ruidosos chiringuitos; no quiero ser pesimista, pero me he encontrado esta realidad demasiadas veces.



Llegamos a Rilindja, establecimiento regentado por Alfred y Catherine, a tomarnos un buen almuerzo. Catherine es una neoyorquina que cambió su librería entre los rascacielos de Manhattan por los impresionantes picachos de Valbona. Una sabia persona, que diría Fray Luis de León.

Seguimos adelante tras reponer fuerzas, pasamos la población de Valbona, hasta llegar al final de la carretera asfaltada.

Valbona

Dentro del valle también hay casamatas, no podía ser de otro modo, estamos en Albania.


Impresiona, ¿verdad?
Dejamos el coche, y empezamos a andar. Este valle es de tipo glaciar, y recordando lo que nos dijeron en el instituto, el fondo del valle es más bien plano y lleno de piedras arrastradas por el hielo. Difícil de andar con tanta piedra, una maravilla para contemplar.




El día llega a su fin. Pasamos otra vez por Bajram Curry, sobre su puente de madera -rezando para que no se derrumbe por el peso del coche-.


Si, estoy enamorado del norte de Albania. Entendéis por qué, ¿verdad?.

4 comentarios:

  1. Entiendo tu enamoramiento, por el afán que muestras cuando visitas este tipo de zonas - ahi o en tu tierra - y las describes, sea la montaña misma y cuanto les rodea y por los seres que las pueblan. Yo nunca llegué a tanto y eso que me movía por plácidos y mullidos hayedos... Notable en fotos. No me extraña el éxtasis de caridad de la Madre Teresa de Calcuta. Juanestella.

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    1. Gracias. Hablas en pasado, pero no olvides que hay un presente y un futuro por llegar, que si no buscamos no llegará.

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  2. quiero hacerte una pregunta. estoy por ir a grecia en moto desde barcelona, pero voy a hacerlo con una yamaha fz6 s2, que no es una moto idónea para caminos donde no haya asfalto. Pienso atravesar albania costeando el adriático.¿podrías decirme si, pegado a la costa, encontraré carreteras asfaltadas, aunque sea en mal estado? Gracias

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    1. Hola Manu El.

      Para entrar por Montenegro he pasado por dos fronteras, la de Podgorica (junto al lago) y la de Ulqin (pegado al mar). Había unos 10 km sin asfaltar hace dos años, y en la otra unos 5 km hace un año.

      Supongo que ya estarán terminadas.

      En la frontera a Grecia solo utilicé la que está próxima a Butrinto, con otros 10 km sin asfaltar, y esta si que no parecía que estuvieran trabajando en ella. Pero creo que hay otro camino distinto al que seguí (sin dar mucha vuelta) que si debe estar asfaltado.

      En medio, no me encontré nada sin asfaltar en la vía norte sur.
      Si vas en moto, te aconsejaría evitar la noche, porque a veces hay baches grandes o rocas que utilizan para señalizar. Además conducen como locos, la regla es no te fíes de nada ni de nadie.

      Seguro que lo disfrutas.

      Ráfagas.

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